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Los colchones cumplen una función importante en los temas de bienestar y salud, pues son el soporte necesario para un descanso reparador. A diario escuchamos muchas fórmulas y creencias en torno al cuidado de los mismos, y aunque su función es ayudarnos a reposar, debemos dedicarles unos cuantos minutos de simples esfuerzos para mantenerlos en óptimas condiciones.

Pero… ¿A quién creerle? ¿Cómo se cuida un colchón? ¿Es verdad que acumulan humedad? ¡Sin preocupaciones! Aquí te vamos a contar generalidades que van a salvar tu vida; o bueno, tu colchón. En primer lugar, vamos a descartar algunos mitos nada beneficiosos para el caso:

  • La solución para los problemas de espalda es un buen colchón. 

 Pero, ¡ojo! Si bien el colchón no es un tratamiento médico especializado en sí, un mal colchón puede perjudicar enormemente tu condición, mientras que un colchón de calidad, te otorga notables mejoras.

  • Todos los colchones tienen la misma durabilidad. 

Este tema es algo ambiguo, por eso siempre genera dudas. Lo cierto es que todo depende del uso que le des; si manejas un uso estricto para dormir y descansar, tu colchón puede durar hasta 8 años. Si por otro lado, haces muchas actividades que implican su uso, la vida útil va disminuyendo.

  • Los colchones caros son de mejor calidad. 

La elección de tu colchón debe basarse en características técnicas como la composición interna, materiales, si se adapta o no a tus necesidades y que sea de tu completo agrado, no en su costo. El precio no incide directamente en la buena o mala calidad del colchón.

Ahora bien, una vez resueltas estas consideraciones, vamos al punto de interés, o sea: los cuidados. Estos puntos anteriores son creencias comunes que se reproducen en la cosmovisión popular, sin embargo, no son tan ciertas. Pero llegó el momento de revelar las que proceden de esa misma fuente que sí son verdaderas:

  • Airear el colchón diariamente. 

Después de levantarte, deja que tu colchón se airee durante 20 minutos cerca de una ventana, después, tiende la cama.

  • Voltearlo para que dure más. 

Así se mantiene el peso distribuido. Si lo usamos siempre en una misma posición, el peso irá cediendo y arruinará el confort natural del colchón.

  • Hay que limpiarlos cada tanto. 

¡Por supuesto! Por lo menos una vez al mes para evitar bacterias, malos olores, mugre y humedad. Puedes rociarlo con alcohol, agua y bicarbonato, luego, de pie en algún lugar que le dé el sol, dejas que se seque.

Recuerda que la calidad de tu colchón en el tiempo va en la rigurosidad de tus cuidados, no son necesarios grandes trabajos ni largas jornadas, con estos simples pasos, lograrás un colchón mucho más cómodo, duradero, limpio y placentero.

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